Larzac va a conocer de nueva una de esas gigantescas movilizaciones
que han marcado su reciente historia. La primera, hace 30 años,
en apoyo a las campesinas y campesinos que luchaban contra la
extensión de un campo militar, y el año 2000, en
apoyo a los procesados por el desmantelamiento del Mac Donalds.
Ahora, de nuevo, decenas de miles de personas volverán
a juntarse durante tres días respondiendo al llamamiento
de la Confederación Campesina.
Hace treinta años, los campesinos de Larzac gritaron ante
los gobiernos de la época No estamos en venta.
Hace tres años estos mismos campesinos y campesinas lanzaron
el grito de El mundo no es una mercancía contra
la OMC. El encuentro de este año está pensado para
que el conjunto de los movimientos sociales pongan en su agenda
la próxima cumbre de la OMC que tendrá lugar en
Méjico del 10 al 14 de setiembre. No podemos perder tiempo.
La OMC trata de poner punto final a la privatización global
del planeta que traerá consecuencias desastrosas e inevitables
para el conjunto de la humanidad.
¿De qué forma? Transformado el conjunto de las
actividades humanas, de los seres vivos y de los recursos naturales
en mercancías, para único y exclusivo beneficio
de las transnacionales.
¿Cómo? Mediante la erradicación pura y simple
de todas las legislaciones nacionales que, en lo sucesivo, los
traficantes liberales, con la excusa del libre domercio
las considerarán como verdaderos obstáculos a su
insaciable voracidad. Es tal el riesgo, que
si la OMC logra sus objetivos, será el propio sistema democrático
lo que está en cuestión. Una democracia,
bien es cierto, que no se encuentra en los mejores momentos en
todo el mundo y cuyo nombre, digámoslo de paso, los anglosajones
acaban de arrasar el pueblo irakí a base de bombas, pero
que, sin embargo, constituye el fundamento del bienestar para
toda la humanidad.
Este es el desafió que tenemos delante. Más que
nunca, nuestro futuro y el de las generaciones futuras está
en nuestras manos. Si no actuamos, si no hacemos todo lo que esté
en nuestras manos para detener esta máquina infernal, mañana
ya será tarde. Es por esto que hemos decidido juntar
a todas las fuerzas vivas que se oponen a la mercantilización
del mundo. Larzac debe servir de revulsivo para alertar a la opinión
pública, porque la movilización contra este proyecto
democraticida de la OMC, que nos debe comprometer a cada una y
a cada uno, debe ser lo mayor posible.